Ex Hacienda Santa María Regla
Al fondo
de una barranca custodiada por enormes y fieles soldados de piedra, llamados prismas
basálticos, se construyó la más portentosa hacienda productora de plata, del
siglo XVIII: Santa María Regla.
Estos
terrenos figuraron como la suntuosa residencia del conde Pedro Romero de
Terreros, uno de los hombres más importantes de la industria minera en México y
también fundador del Monte de Piedad y del Pueblo Mágico de Huasca
de Ocampo.
Hoy, a
cuatro kilómetros del centro del pueblo, se encuentran los vestigios de la
hacienda Santa María Regla, que nos acercan a descubrir cómo fue la vida
durante ese periodo de esplendor económico. Algunos de sus principales
atractivos son el acueducto y la mazmorra, donde se encerraba a los enfermos de
viruela y sarampión. También hay laberintos y túneles secretos que se
utilizaron para transportar la plata y el oro. Es posible acceder a éstos en compañía
de un guía.
Entre los
senderos que se desprenden del casco de la exhacienda de Santa María Regla,
hay un lago de color turquesa habitado por patos. Los fines de semana, locales
y turistas lo visitan para navegar tranquilamente a bordo de un kayak. Y para
los que gustan de la adrenalina, pueden sobrevolar la propiedad deslizándose a
través de una tirolesa.
Hay un
tenebroso puente que protagoniza una de las tantas leyendas que se crearon en
torno a la hacienda: la hija menor del conde se enamoró del capataz, hecho que
fue reprobado por Romero de Terreros. A manera de castigo, el hombre mandó
decapitar a su propia hija y descuartizar al capataz por tal desacato. Pero,
las almas de los enamorados quedaron atrapadas en las paredes de la majestuosa
construcción, por lo que hay quienes aseguran, que se les puede ver caminando
por el casto de la hacienda.
Actualmente,
la propiedad opera como hotel y escenario para realizar bodas. Cuenta
con un centenar de suites, casi todas de estilo propio.